El mundo distópico que autores como Orwell o Huxley imaginaron ha llegado casi sin que, a pesar de estar sobre aviso, la humanidad haya sido consciente de ello. Las brechas sociales y tecnológicas son cada vez mas anchas, la digitalización y la globalización de la información y del consumo paradójicamente reducen las opciones del ciudadano-consumidor a la hora de elegir; la emergencia climática ya no es un futuro más o menos cercano sino una realidad presente y amenazadora.

Antg,,n.x. &g. xe esto el ciudadano casi siempre se siente impotente y arrastrado por la corriente de la información y del consumo, que deja pocas alternativas reales. Y sin embargo, esa alternativa existe y está en la mano de cada uno de nosotros. Porque, como dice Anna Lappé: “Cada vez que gastas dinero, estás emitiendo un voto a favor del mundo que quieres”. Y a fin de cuentas la suma de los cambios individuales es la que, más veces de las que creemos, cambia el rumbo de las cosas.
Cuando hablamos de CONSUMO no hablamos solamente de la compra diaria, de alimentos o bienes básicos. La información; qué leemos, qué canales vemos, qué publicidad nos llega, todo eso también es consumo. El ocio también es una parte importante del consumo; en que invertimos nuestro tiempo libre, ¿controlamos el consumo durante ese ocio?. La energía; como calentamos nuestro hogar o como nos desplazamos.
Debemos preguntarnos también sobre cuales son nuestros modos de consumo: ¿Es sostenible, ambiental y económicamente, nuestro consumo?, ¿Consumimos compulsivamente, de forma descontrolada y sin un propósito definido?, ¿Consumismos influenciados por modas, campañas de marketing o necesidades inducidas?, ¿Consumimos experimentalmente, por curiosidad y sin necesidad real de ese bien o servicio?. El CONSUMO RESPONSABLE es el arma más efectiva que el ciudadano tiene en sus manos para cambiar las cosas; y ni la edad ni la posición social son una condición o un impedimento para usarla. No es preciso ser militante de ninguna organización revolucionaria, ni echarse a las calles. Solamente hay que tomar conciencia de nuestro poder como usuarios y consumidores. Cambiando nuestros usos de consumo para cambiar el mundo.
“Cada vez que gastas dinero, estás emitiendo un voto a favor, del mundo que quieres”
Anna Lappé

BUSCANDO Y CONTRASTANDO NUESTRAS FUENTES DE INFORMACIÓN. Atendiendo críticamente a los grandes medios y grupos de comunicación. Analizando, comprendiendo y debatiendo las noticias que afectan nuestro día a día. No “pasando” de la política, porque la política no pasa de nosotros.
IDENTIFICANDO Y PREMIANDO LAS MARCAS CON VALORES. (Buycotting). Por encima del greenwashing y las maravillosas realidades virtuales corporativas, debemos ser capaces de diferenciar y premiar a los producto o empresas que lo hacen bien, frente a las otras.
CONSUMIENDO RESPONSABLEMENTE. Eligiendo productos de proximidad, que fortalezcan la equidad, la sostenibilidad y la calidad de vida. Huyendo de las superofertas. Comprando en comercios cercanos.
ELIGIENDO PROVEEDORES ALTERNATIVOS DE ENERGÍA. Implantando el autoconsumo en la medida de lo posible. Viajando en bicicleta o en transporte público.
LUCHANDO CONTRA EL CAMBIO CLIMÁTICO. Promoviendo el reciclaje desde el primer escalón, (si en casa no tienes 6 cubos diferentes, tú o tu mancomunidad estáis haciendo algo mal). No usando pajitas, ni bastoncillos, ni toallitas húmedas,… Comprando productos a granel o con envases sencillos, y nunca productos sobreenvasados.
FOMENTANDO EL TRABAJO DECENTE Y EL SALARIO JUSTO. Denunciando los abusos laborales y los salarios de miseria. No usando productos o servicios que utilizan trabajadores en régimen de semiesclavitud (Deliveroo, Uber, Glovo,…).
PROMOVIENDO EN LA EMPRESA la integración social, la participación de las personas en los beneficios empresariales e implantando sistemas de producción que mejoren las condiciones de los trabajadores y no su sustitución.
ESCOGIENDO PARA NUESTRAS EMPRESAS proveedores y subcontratas que practiquen tanto el respeto a las condiciones laborales de sus trabajadores como los modos de fabricación limpios, sostenibles y certificados.
PERSIGUIENDO Y DENUNCIANDO EL FRAUDE FISCAL. No adquiriendo productos o servicios de empresas con filiales en paraísos fiscales. No aceptando facturas sin IVA.
INFORMÁNDOTE SOBRE LA BANCA ÉTICA. Filtrando y descartando aquellos bancos con sedes o filiales en paraísos fiscales, que financian actividades contrarias a los valores éticos y morales como la producción de armas, la explotación infantil o el comercio ilegal. Eligiendo bancos que apoyan proyectos que, además de ser económicamente viables, son social, ética y medioambientalmente responsables. Que promueven el activismo o participación directa de los inversores en la toma de decisiones.
PASANDO TODO NUESTRO CONSUMO POR EL FILTRO DE LAS 7R: Rediseñar, Reducir, Reutilizar, Reparar, Renovar, Recuperar y Reciclar.
Los socialverdes tenemos una responsabilidad añadida. Debemos defender y, en la medida de nuestros medios promover, que esta poderosa arma del ciudadano repercuta en mejoras sociales y medioambientales en los entornos en los que como organización somo protagonistas. Es nuestra obligación.
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