La «Partición» no ha funcionado. Probemos con la «Integración».

Resumen comentado del artículo de Bashir Bashir «The Strengths and Weaknesses of Integrative Solutions for the Israeli-Palestinian Conlict» de agosto de 2016.

La solución de los dos Estados, ha sido durante décadas la la opción hegemónica, la única por la que la diplomacia internacional ha apostado. Apuesta que ha incluido múltiples rondas de negociaciones, firmas de acuerdos «definitivos» (Camp David, Oslo), proclamas de unos y otros, denuncias e incumplimientos.

Durante décadas los acuerdos que contemplaban esta solución han sido papel mojado. Lo único que ha seguido indefectiblemente progresando en tierra palestina ha sido la falta de voluntad política de cumplirlos, la expansión de los asentamientos israelíes en Cisjordania, la fragmentación del territorio palestino y la repetida violencia contra la población palestina, tanto en Gaza como en el resto del territorio palestino. Evidentemente la solución de los estados separados no ha funcionado ni lo hará. Es hora de explorar otras vías, vías integradoras.

  1. El reconocimiento mutuo obliga a israelíes y palestinos a no verse como enemigos irreconciliables, sino como socios inevitables que comparten un territorio, culturas milenarias que les enriquecen o valores no tan incompatibles como a veces se supone.
  2. Responde a la realidad sobre el terreno. Hoy es muy difícil “deshacer” los asentamientos o dividir Jerusalén. Las soluciones integradoras aceptan esa realidad y la transforman en un marco de coexistencia.
  3. Mayor justicia para los palestinos. Superar la idea de un mini-Estado fragmentado en Cisjordania y Gaza. Aspirar a igualdad real de derechos y oportunidades, lo que puede resultar más atractivo a las nuevas generaciones palestinas.
  4. Flexibilidad y creatividad política. Combinaciones que pueden adaptarse con el tiempo en lugar de fórmulas rígidas,

En suma, vías integradoras que en lugar de dividir (partir Palestina según la denominación histórica de la ONU) consigan articular una soberanía compartida. Marcos de cooperación y reconocimiento mutuo en un mismo espacio geográfico e histórico. Que existen y funcionan en otras partes del planeta:


1. El Estado binacional

Un Estado único que reconozca la ciudadanía plena tanto para israelíes como para palestinos. Tiene la ventaja de que terminaría con la discriminación estructural y garantizaría igualdad de derechos. En su contra el escaso éxito de los ejemplos históricos existentes (Checoslovaquia; Chipre o Sudán) Además se enfrentaría a una enorme resistencia en Israel, donde gran parte de la población teme perder la identidad judía del Estado y convertirse en minoría.

2. Confederación israelí-palestina

Dos Estados soberanos, vinculados con instituciones comunes, con libre circulación entre ellos y políticas de defensa y exteriores conjuntas. Esto mantendría el reconocimiento nacional de cada pueblo fomentando a la vez la cooperación estructural. Esto solamente sería posible después de una largo periodo de control internacional del territorio que logre el nivel de confianza y coordinación de las diversas comunidades en una o dos generaciones.

3. Acuerdos federales o autonómicos

Un modelo inspirado en sistemas federales (como Bélgica, Suiza o Bosnia): con comunidades con autonomía interna, pero unidas bajo un marco político común. Tiene la ventaja de que se adapta a la diversidad sin forzar la asimilación. En su contra la pervivencia de guetos



Debilidades y obstáculos

  1. Falta de apoyo político real
    La mayoría de los líderes israelíes rechazan la binacionalidad; muchos palestinos, a su vez, desconfían de cualquier proyecto que no asegure soberanía plena.
  2. Temor israelí a perder el carácter judío del Estado
    Un modelo de ciudadanía compartida se percibe como amenaza existencial.
  3. Desconfianza acumulada
    Décadas de violencia, incumplimiento de acuerdos y narrativas opuestas dificultan imaginar una convivencia política profunda.
  4. Riesgo de institucionalizar la desigualdad
    Algunos modelos federales o confederales podrían terminar consolidando privilegios para israelíes y relegando a los palestinos.

Aportación del artículo

Bashir no propone una fórmula única. Más bien:

  • Plantea que la crisis de la solución de dos Estados abre espacio intelectual y político para pensar en clave integradora.
  • Sugiere que los modelos alternativos pueden parecer utópicos hoy, pero en escenarios de agotamiento del statu quo, lo utópico puede convertirse en lo inevitable.
  • Invita a superar la dicotomía rígida “dos Estados o un solo Estado” y explorar un continuum de opciones híbridas.

Conclusión

El texto concluye con una reflexión:

  • La paz no será posible solo con separación física (dos Estados).
  • Tampoco es realista, por ahora, pensar en integración total inmediata (un solo Estado binacional).
  • Pero los modelos integradores ofrecen un tercer horizonte: fórmulas que reconozcan simultáneamente las aspiraciones nacionales y los derechos individuales, en un marco de cooperación institucional.

Bashir apuesta por seguir investigando, discutiendo y normalizando estas ideas en el debate académico y político, para que estén listas cuando la realidad política obligue a replantearlo todo.


El Prof. Bashir Bashir es investigador senior en el Instituto Van Leer de Jerusalén y profesor asociado en el Departamento de Sociología, Ciencia Política y Comunicación de la Universidad Abierta de Israel. Enseña teoría política. Sus intereses de investigación incluyen la teoría democrática, el liberalismo, estudios sobre ciudadanía y nacionalismo, democracia deliberativa, injusticia histórica y reconciliación, memoria del Holocausto y la Nakba, descolonización, nacionalismo palestino y pensamiento político, y alternativas a la partición en Palestina/Israel. Sus escritos han aparecido en inglés, hebreo, árabe, italiano y alemán.


Descubre más desde LIBERA STATE

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Deja un comentario