Urge una nueva mirada sobre la agricultura del siglo XXI, su responsabilidad en la crisis climática actual y su potencial en la superación de los problemas de hambre, falta de agua o envenenamiento del medio. El mundo la está esperando.

Estamos acostumbrados, ya casi anestesiados, a los discursos, artículos e informaciones sobre el cambio climático. Oímos las noticias y previsiones pesimistas sobre las consecuencias de los gases de efecto invernadero y automáticamente los relacionamos con la actividad industrial, los vehículos de combustión, las calefacciones y aparatos de aire acondicionado, el agotamiento de los acuíferos, la contaminación de ríos y mares, todo ello en general relacionado con la quema de combustibles fósiles. La imagen que nos sugiere es la de ciudades superpobladas, contaminación y grandes cantidades de residuos.
En contraposición vemos en el medio rural un espacio casi paradisiaco, libre de aire emponzoñado y de aguas envenenadas, con paisajes limpios, si acaso jalonados de parques solares y eólicos que refuerzan esa idea de salud, sostenibilidad y energías limpias.
No se suele dar el dato de que casi una cuarta parte de los gases de efecto invernadero de origen humano, provienen de la actividad agropecuaria.
No se ve, ni se cuenta, que detrás de esa imagen idealizada no todo brilla. Que la actividad agropecuaria intensiva es tan perjudicial como la industrial. En algunos casos más. No se suele dar el dato de que casi una cuarta parte de los gases de efecto invernadero de origen humano, provienen de la actividad agropecuaria.
Y son datos ciertos y verificados. Veamos:
VAPOR DE AGUA (H2O). Empezamos con sorpresa. El vapor de agua, debido a su capacidad de absorber los rayos infrarrojos, es el principal gas de efecto invernadero. En su mayor parte proviene de la evaporación de los mares y los lagos o de la sublimación del hielo polar y, en una ínfima parte, de la actividad humana. Su permanencia en la atmósfera es de pocos días, incluso horas y, de cualquier modo, forma parte del ciclo de la vida. Y no. Las nubes no son vapor sino agua, minúsculas gotas de agua.
EL METANO (CH4). Es uno de los más importantes GEI. Su efecto es 25 veces mayor que el del CO2, contribuye al 13% del calentamiento global. Su origen se encuentra principalmente en las fermentaciones de las bacterias anaerobias presentes en las plantaciones de arroz, en los vertederos, en las balsas agrícolas y en las emisiones intestinales del ganado. A esto se añade que, a medida que la temperatura global va aumentando, también lo hace la actividad bacteriana y consecuentemente la emisión de metano. Y un tema importante como luego veremos: Permanece «solo» durante 12 años en la atmósfera.
EL OXIDO NITROSO (N2O). Su origen se achaca normalmente a centrales térmicas, tubos de escape de automóviles y motores en general. Pero uno de los orígenes principales de este gas es el uso masivo de fertilizantes en la agricultura intensiva y la quema de la biomasa. Cada molécula de óxido nitroso tienen 230 veces más impacto en el clima que una de dióxido de carbono. Su contribución al efecto invernadero se calcula en un 6%. y el tiempo que permanece en la atmósfera en de unos 120 años.
EL DIOXIDO DE CARBONO (CO2). Es el responsable de cerca del 15% del efecto invernadero. Su presencia en la atmósfera mantiene un equilibrio con el ecosistema que varía levemente en función de las condiciones climáticas o estacionales. El problema surge cuando a ese CO2 de origen natural se añade el antrópico o producido por actividades humanas como la combustión de carbón, petróleo y gas natural, la deforestación y atención: ¡EL USO INTENSIVO DE LAS TIERRAS AGRICOLAS!.
…»ya hemos emitido demasiado CO2 a la atmósfera. ¿Qué hacemos con el que le sobra?»
El volumen «natural» del CO2 en la atmósfera, incluida la actividad biológica humana, es de 280 ppm (partes por millón), ese era el dato antes de la revolución industrial, en 2013 rebasó las 400 ppm, hoy estamos ya en los 420 y sigue aumentando aproximadamente otras 2 ppm al año. A diferencia de los dos GEI anteriores, Oxido Nitroso y Metano, cuya permanencia en la atmósfera es escalarmente breve, el CO2 puede permanecer en la misma hasta mil años. Lo que nos lleva a otro problema añadido: Aun suponiendo (que es mucho suponer) que nos abrazáramos inmediatamente a las energías renovables y cerrásemos todas las centrales térmicas, aunque dejásemos de usar combustibles fósiles para nuestros vehículos y los electrificásemos en menos de 10 años, aunque… ya hemos emitido demasiado CO2 a la atmósfera. ¿Qué hacemos con el que le sobra?. La respuesta es obvia. Devolver al suelo lo que es suyo. ¿Cómo se hace eso? Secuestrando el carbono de la atmósfera y reintegrándolo a su lugar.
Se estima que desde el inicio del uso masivo del arado hace unos 6.000 años y hasta hoy, el laboreo ha contribuido a la pérdida de carbono del suelo del orden a 133 Pg C (133 billones de toneladas) de los 2 metros superiores de la corteza terrestre, el equivalente al 8% del total de las reservas mundiales de carbono del suelo.[1] Y aún así los suelos contienen más carbono que toda la atmósfera y la vegetación combinadas.
[1] Datos del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC)
AGRICULTURA REGENERATIVA, EL PASO IMPRESCINDIBLE.
La agricultura regenerativa es un conjunto de técnicas enfocadas a la conservación de los suelos agrícolas y a su rehabilitación en el caso de los degradados o sobreexplotados.
Se ha propuesto como un medio alternativo de producir alimentos sin impactos ambientales o sociales negativos e incluso capaz de resultados positivos netos, una especie de Cambio Climático Inverso. Diferentes estudios confirman el potencial de la agricultura regenerativa en el campo de la mejora en la sostenibilidad del cultivo de alimentos o forrajes además de su papel en la lucha contra el cambio climático.
Son técnicas especialmente enfocadas a la regeneración de la superficie superior de suelo, que es donde se encuentra la mayor concentración de materia orgánica y microorganismos, y en donde ocurre la mayor parte de la actividad biológica. Otros objetivos que persigue esta filosofía de explotación agrícola son: El aumento de la Biodiversidad, la restauración o mejora del Ciclo del agua, la mejora de los Servicios ambientales, el Secuestro del carbono [2] por parte del suelo, el fortalecimiento de la Resiliencia al cambio climático y, en general, la mejora de la salud y vitalidad de los suelos agrícolas y forestales.

[2] La Agricultura regenerativa colabora a evitar el cambio climático, extrayendo el carbono de la atmósfera y secuestrándolo.
A las prácticas de agricultura regenerativa, como los cultivos de cobertura o la labranza cero, los suelos responden secuestrando cantidades significativas de carbono cada año. La agricultura regenerativa ayuda a cambiar el clima, pasando de ser una fuente de gases de efecto invernadero a una reductora neta de carbono. Se calcula que estas prácticas pueden secuestrar del orden de mil millones de toneladas de dióxido de carbono en todo el mundo cada año.
Convertir las las explotaciones agrarias en almacenes de carbono, puede regenerar el ciclo del agua, revertir la desertificación y prevenir la perdida de tierras por agotamiento. En suma, limitar o incluso restablecer el clima y salvaguardar el sistema alimentario mundial.
Otros beneficios indirectamente obtenidos por estas técnicas son, la disminución de los insumos o suministros como fertilizantes o plaguicidas, dado que a medida que mejora la salud del suelo estos se vuelven más resistentes a las condiciones externas y albergan menos plagas y patógenos.
Es importante señalar que, a diferencia de otras técnicas como la Permacultura, la Agricultura regenerativa busca el equilibrio entre el cultivo de alimentos sanos, el cuidado ambiental de la tierra y la competitividad comercial. Evitando de esta manera convertir la alimentación biológica en un reducto para privilegiados.
La agricultura regenerativa se engloba dentro de movimientos más amplios como la agroecología o la agricultura de conservación.
Principios generales.
Entre los muy diversos tipos de clima, suelo y entorno biológico, la agricultura regenerativa comparte objetivos comunes adaptados para cada uno de ellos:
- Visión holística de la agricultura y su entorno.
- Mejora de la salud de los ecosistemas.
- Fomento de la biodiversidad
- Regeneración del suelo, aumento de su fertilidad
- Secuestro del CO2 de la atmósfera.
- Optimización de las funciones naturales del agua: Retención, mejora de las escorrentías, filtración y saneamiento.
- Adaptación de la explotación a las características del clima, la atmósfera y la región.
Prácticas habituales.
Las prácticas usadas buscan fundamentalmente el respeto y la mejora del suelo por medio de prácticas agroecológicas. Adoptadas siempre buscando asegurar que éste mantenga una buena armonía con su entorno natural y social más próximo.
- Labranza mínima. Llegando en determinados caso a cero
- Siembra directa o bajo cubierta.
- Mantenimiento de la cubierta vegetal entre hileras (rengles). En su defecto uso de mantillo natural.
- Fertilizantes naturales: Compost, abono verde, estiércol, etc. Uso limitado de purines y abandono de fertilizantes químicos.
- Uso combinado con el ganado en rastrojos y barbechos para escardar y abonar la tierra.
- Lucha contra la erosión del viento por medio de cultivos de setos, cultivos de entorno, cortavientos y césped.
- Planificación correcta de los cultivos en función de la necesidades del suelo y no de las expectativas de mercado: Rotación de cultivos, barbechos programados, cultivos asociados, policultivo y otras técnicas regenerativas.
- Cultivos perennes asociados a siembras y otros cultivos.
La Agricultura Regenerativa y el Cambio Climático
A escala global la agricultura regenerativa podría reducir más del 10% de todas las emisiones de carbono de origen humano en el suelo. Y eso solamente en los próximos 25 años. En todo el planeta los dos metros superiores de tierra serían capaces de almacenar 1,85 gigatoneladas (1.850 millones de toneladas) de carbono más que en la actualidad cada año. El equivalente a todas las emisiones mundiales relacionadas con el transporte.
¿Puede la AR alimentar al mundo?
No solo eso, también puede mejorar la calidad de los cultivos alimentarios. La acumulación de materia orgánica en el suelo por medio de prácticas agrícolas regenerativas hace que este retenga mejor el agua y los nutrientes. Estos cultivos también son capaces de sobrevivir durante periodos de sequía más largos. Así lo demuestran estudios realizados tanto en EEUU sobre cultivos en hileras de alta tecnología como en plantaciones de sorgo y frijoles en Kenia. En ningún caso la producción disminuyó y en el mejor de los casos se multiplicó por 2.
Sin embargo el rendimiento de los cultivos no aumenta en el instante en que se introducen prácticas regenerativas. El terreno puede necesitar un periodo de adaptación en función de su estado de agotamiento, lo que exige prever estrategias de transición.
El caso de Navarra.
En Navarra y desde gobierno y ayuntamientos tenemos la oportunidad de impulsar prácticas regenerativas en nuestros cultivos, con sus diversos climas, sus pequeñas y medianas explotaciones, su diversidad de cultivos de secano y su tamaño accesible, es el lugar perfecto para promover medidas como la formación de agricultores, silvicultores y ganaderos en estas prácticas.
Persistir en los actuales sistemas de explotación, de uso del agua o de distribución y comercialización, sólo beneficia a las explotaciones intensivas. Y fomentar este tipo de agricultura y ganadería con exenciones y ayudas colabora a hundir los precios de compra al productor, al desanimo del relevo generacional y a la despoblación.
Paralelamente se necesitan campañas informativas sobre los beneficios, en la salud y en la sociedad, que la Agricultura Regenerativa aporta. Promoviendo la marca AR+KmO., subvencionando las prácticas agrícolas que recuperan el carbono de la atmósfera y no las que esquilman el terreno, estimulando al consumidor para que abandone prácticas consumistas basadas en grandes superficies y superofertas y se pase al comercio de proximidad y precio justo. Cambiar el BARATO AUNQUE SEA MALO por el BUENO Y A SU VALOR.
El camino es difícil pero…
…es el único que tenemos.
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